1° Oda matrimonial

Ensimismado, junto al mausoleo
de los esposos, en el rancio
almacén -en el corazón
poetizado al mango- un Hölderlin
de Avena yéndose con el viento
de las amapolas.

Petrificados, mármoles de
granaderos, voces que escriben
las lápidas.

El camino de los vates solteros, quemados
en la fiebre de su solo cuerpo
que se deforma… ¡Y van

a parar, cada tanto, en la temporada
en que la más lampiña mejilla
renace, del púrpura al violeta, alegres
tras el tornasolado monóculo!